martes, 4 de mayo de 2010

Robert, IES Conde de Aranda, Alagón. Ha escrito: "Los clavos"

¿Sabéis esos domingos de primavera cuando el sol y las nubes juegan un ‘’ hide and seek’’, manteniendo una atmósfera tranquila que ni el viento ni la lluvia se pueden meter a disturbarla? Esos domingos que parecen perfectos. Perfectos para hacer cualquier cosa. Como, por ejemplo, reparar el frigorífico. ¿Sabéis? ¿Si? Estupendo pues! Porque justamente esto es lo que ha decidido hacer nuestro hombre en uno de esos domingos rotos del Paraíso. Su hijo lo está mirando del cuarto de al lado, la cocina. Detrás suyo, en la cocina, hay la bodega. No esta tapada. Su padre ha cogido las herramientas y ha olvidado de cerrarla. Tiene unos cinco años y quiere ver a su padre jugando con el destornillador, con los alicates… Esta enfrente a la puerta que separa los dos cuartos y observa como entra en el cuarto un hombre a los treinta años con un cuchillo en la mano, pero no se asusta. Lo conoce. Es Radu, el amigo de su padre. Ha venido para ayudar a su amigo a reparar el frigorífico, a disfrutar de ese día tan bonito, charlando sobre cosas insignifiantes con nuestro hombre, detalle que le da mucha importancia a la discusión. Y empiezan. Un montón de tornillos, tuercas, resortes y otras herramientas empiezan a rodear a los dos hombres y al frigorífico, como unas hormigas que rodean un grupo de elefantes. El niño mira con una sonrisa en la cara que podría unir el este con el oeste. -Échate por atrás, echaremos fuego! Le grita nuestro hombre al hijo. Y el hijo se echa un poquito. Y un poquito mas… -Más, más! Que si ves la llama, no podrás dormir! Y se echa un poco mas…y un poco mas. Hasta que…pam! En un segundo, ve el techo de la cocina desde abajo. Aún no comprende. Mientras en su cerebro empiezan a girar las ruedecitas, su padre suelta un ‘’ Joder, noooooo!’’ y, con un paso llega al lado de la boca de la bodega. Sin pensar ni respirar, salta dentro, para rescatar a su hijo. En su mente ahora giran imágenes con su hijo desde que nació y era muy pequeño, como en una pequeña película muda. No quiere perderlo. No lo va a perder. Lo va a rescatar. Claro que lo va a rescatar. Es su padre. Eso es lo que hacen los padres. -Estas bién? lo pregunta.. El hijo lo mira con sus ojos grandes y negros. Respira. Puede respirar. Menos mal. Radu se queda como una roca. El padre sube rápido con el hijo para llevarlo al hospital. Radu ya puede reaccionar. Coge las llaves. Estando en el coche, el padre mira a Radu y lo pregunta, de manera retórica: -¿Qué hubiera pasado si no hubiera recogido esos clavos que estaban en la bodega ayer por la tarde?... Desde aquí no es importante lo que ha pasado en las siguientes horas o lo que pensaba el padre. O Radu. Lo importante es que hoy en dia el niño es un chico ya grande, pronto va a cumplir los diecisiete, esta madurando, ha visto ya como es la vida sola entre extranjeros, ha probado fumar y no le ha gustado, asi que no piensa rehacerlo pronto, lleva barba de vez en cuando, no llora cuando tiene dificultades, sino intenta encontrar soluciones y hace mucho de menos a su hermano, Adrian, que lo espera en casa para volver a pasárselo bien como Radu y el padre ese dia del frigorífico. Y lo aun mas importante de todo esto es que la historia es real, el chico soy yo y el padre es mi padre, Nicolae Neagu, uno de mis héroes, probablemente el mas real. Y que dentro de un mes y medio volveré a ver a su mejor amigo, Adrian y se sentirá como su padre con Radu. Y que todos los días serán muy buenas para nosotros, aunque en algunos lloverá.

Robert, IES Conde de Aranda, Alagón. Ha escrito: "El último primer rojo"

Son las ocho. Rodolfo se despierta. Mira la maleta. Ariadna también. Se lavan la cara y van al colegio. Ariadna debería darse prisa, pero no pasa de ningún rojo del semáforo. Con pequeño retraso, entra en el aula de Biología, donde tienen clase los de Segundo de Bachillerato. Rodolfo está en la primera fila, como todos los jueves a primera clase. -Sacad una hoja y un boli y empezad a escribir todo lo que sepáis sobre el ultimo tema que hemos dado. -Pero… -Nada, Rodolfo! Pero nada! Empezad a escribir! -Esa tía si que es dura! Dice Rodolfo a su compañero de al lado, Srdjan. Este afirma con la cabeza, sin sospechar nada. Cuando toca el timbre, todos han escrito una pagina al minimo. Rodolfo la entrega en blanco. La clase se ha acabado. La segunda pasa muy rápido. Toca recreo. Rodolfo y Ariadna se encuentran en el despacho de la profe. -Eres muy guapa hoy, me gusta como brillan tus ojos, parecen dos abalorios. Hace muy buen tiempo este jueves. Perfecto para huir de Zaragoza y dejar todo atrás! De repente, los ojos de Ariadna empiezan a brillar aun mas, al oir las palabras de Rodolfo. No es que no este segura de que lo quiere hacer, pero son las emociones tipicas de cualquier gran cambio en la vida. -A las doce y media me esperas en el aparcamiento y nos vamos. Ya tengo mi maleta en el maletero, tengo ropas, he cogido dinero, hasta he dejado una noticia en la cama a Giorgio, igual se va a enterar. No como los últimos dos años! -A las doce y media estaré. Ahora me voy, que me toca Mates y sabes como es Sergio, si tardamos nos manda a cerrar la puerta por fuera. Te he dicho lo guapa que eres hoy? Y se va a mates…Ariadna lo mira desde atrás con cariño. Está enamorada por la primera vez en su vida! Su casamiento con Giorgio ha sido un fallo total. Ni se acuerda por que se han casado, ni se acuerda el dia del casamiento, ni se acuerda…Pero todo esto ya da igual. A partir de las trece en punto, cuando ya estarán en el avión para Sevilla, su vida cambiara. Y nunca volverá a ver a Giorgio. Se va. Tiene clase con los de 3ºB. Mientras explica las orígenes del coliflor, su móvil suena. Es Giorgio. Se ha enterado! No se lo esperaba! Un escalofrio le recorre la espalda, como las olas del Sol recorren una playa después de la tormenta. Levanta la cabeza, sonríe, y dice: -Disculpad, chicos! Es urgente! Coge el móvil y sale del aula. Contesta. -No lo hagas, Ariadna! No lo hagas! La respuesta firme que viene del altavoz no la deja ni siquiera respirar. Se hincha el pecho. Cierra los ojos. Expira. Los abre. No le va a ser difícil, solamente tiene que decir la verdad. -Lo hago, Giorgio. Por mi bien. Los últimos dos años en mi vida han pasado sin que tu me hagas sentírme mujer. Tu no sabes como es escucharle a el diciéndome que soy guapa, que lo hago feliz…Tu no sabes nada..Adios, Giorgio! -Te arrepintiras! Puta! Te arrepint… Ariadna ha colgado. No tiene ganas de oir la frustración de Giorgio, expresada en palabras rudimentarias. Hoy no. En realidad, nunca mas. Hoy su vida cambiará. A partir de las trece en punto, su vida cambiará. Vuelve a entrar en clase. Sonrie. -El coliflor, chicos, viene de… Lo que queda de la clase pasa en un instante. Aprovechando de la cuarta, que la tiene libre, llama a Silvia, su amiga de Sevilla. -Vendre a vivir contigo para dos semanas, hasta que encontramos un sitio nuestro. Y conoceras a Rodolfo, ya me entenderas porque hago lo que hago. Te hecho de menos, baby! -Yo también, mi loca! Estoy muy curiosa de ver a este chico que ha trastornado tu mundo, que te da una manada de mariposas…Os espero en el aeropuerto! -Jaja, loca, como siempre. Hasta luego! -Hasta pronto, baby! Ya son las doce y media. Rodolfo la espera, tranquilo, en el aparcamiento. Su maleta la cogerán en el camino. -Estamos, guapo! -Estoy preparado desde que te conocí, tranquila. Al verte entrar por la puerta del instituto, ya sabía yo lo que va a pasar. Me gustan tus gafas azules! -Vamos! Suben los dos en el coche. Llegan a casa de Rodolfo. Ariadna mira su reloj. Van bien, les queda tiempo aún en llegar al aeropuerto. Es tan feliz… -Joder! Me he olvidado las llaves en el armario! -Que listo eres tu, Rodolfo! Por dios, no podrías haber estado mas atente? Ariadna siente como la traspasan escalofríos. No va a acabar bien. No llegaran a tiempo, perderan el avión, no llegaran a Sevilla, Giorgio la encontrara! No! Hay que moverse con rapidez. -Vamos! Van a por las llaves. La conserje le da paso a Rodolfo, que recupera sus llaves. Vuelven a su casa. Cogen la maleta. Ya tienen retraso. Ahora Ariadna si que tiene que darse prisa. -Lo siento por haber olvidadome las llaves, es que estaba tan feliz.. Conduce cada vez mas y mas rápido.Se acercan a un semáforo. Esta rojo. Da igual. Una sola vez no pasa nada. Va a pasar. -Yo también lo siento por… Pero se va ha quedar sin acabar esta frase, la ultima de su vida. No ha visto el camión que venia a gran velocidad por el camino de la izquierda. Que ironia! Ella misma le ha reprochado la falta de atención a Rodolfo y ahora están los dos, muertos, en la carretera, por su falta de atención. Y por su falta de atención todos los planes se han derrumbido en el sangre que ahora desagüe de los dos. Que ironia!